jueves, 20 de febrero de 2014

NUESTRA DESPEDIDA Y AGRADECIMIENTO

Querida Familia Marista Como todo tiene un tiempo y todo llega con determinado fin, queremos despedirnos de todos ustedes que nos han acompañado durante estos diez años de trabajo arduo, sin descanso, sin prisa pero sin pausa que hemos llevado los dos juntos como familia junto a nuestros hijos que nos apoyaron, nos contuvieron, nos perdonaron en algunas ausencias en la Federación Marista de Padres. Generalmente dicen que las mamás son las que siempre se ocupan de todo lo referente a la escuela de nuestros hijos y que los padres disfrutan de la pelota, pero en nuestro caso no fue así, juntos pudimos llevar a cabo esta tarea que nos llenó de satisfacciones, nos dejó por momentos, sinsabores, nos abrió las puertas y los corazones de muchísimas personas. Queremos agradecer en primer término a los Hermanos Provinciales que nos dieron su aprobación para nuestro trabajo en el comienzo de la “refundación” de la Federación, y luego continuaron apoyándonos, los Hnos. Demetrio Espinosa y Horacio Bustos. Al Hno. Eugenio Magdaleno, por habernos brindado su amistad y su sabiduría. Por habernos acompañado y dejado compartir con él tantos Encuentros de Espiritualidad Marista, por habernos enseñado a querer a Marcelino y a María, en la advocación de Nuestra Buena Madre. Unas infinitas gracias a nuestro Hno. Asesor, Hno. Eutimio Rubio Sáez, quien fue nuestro motor imparable de tantos encuentros, visitas, cursos y paseos. Un ejemplo de tenacidad y constancia cuando se habla y se quiere defender a la “familia” de cualquier controversia originada por la educación, la integración, la participación de los padres en la escuela de sus hijos. Gracias a todos los Hermanos, Directivos y docentes Laicos que nos han abierto las puertas de sus Comunidades y de sus casas aquí y en Paraguay. Gracias a los matrimonios que nos han acompañado desde ese 2002 en Cinco Saltos donde asumimos la vicepresidencia; a Mabel y Ernesto Molinari; a Marcela y Alejandro Ruiz Torres; a Inés y Carlos Pestalardo, a Silvia y Carlos Bonasera; a Viviana y Darío Latrechiana; a Malena y Carlos Martínez con ellos hemos compartido momentos inolvidables, innumerables anécdotas, visitas impagables y momentos borrables… Gracias a todos los papás que durante años han aceptado nuestras invitaciones, nos han recibido, nos han acompañado, nos han escrito, nos han hablado; con los que hemos discutido fervorosamente por nuestros diferentes puntos de vista, de todos esos momentos hemos aprendido a ser tolerantes, a no cerrarnos, a poder cambiar, a compartir, a perdonar y ser perdonados, a conocer, a ponerse en el lugar del otro, a jugar, a festejar… Finalizamos esta etapa convencidos que dimos lo mejor de nosotros, todo lo que pudimos, relegando muchísimas veces momentos familiares pero, al fin de cuentas, felices de lo que hemos vivido, compartido y aprendido. Estamos seguros que se puede hacer muchísimo más; que se pueden cambiar muchísimos pensamientos; que se pueden abrir muchísimas mentes, cambiar paradigmas del pasado; que se necesitan nuevos aires y nuevas caras; que en estos tiempos tan convulsionados no podemos bajar los brazos como padres y no podemos dejar que otros ocupen nuestro lugar, que nos avasallen; somos y seremos los responsables y primeros educadores de nuestros hijos y como tales debemos participar y comprometernos hasta donde cabe en su instrucción. Dentro de la gran Familia Marista debemos tener un lugar como laicos maristas, en muchos casos falta ocuparlo responsablemente; lo hemos dicho siempre, hasta el cansancio, debemos tener cabida, debemos ser aceptados ya que como padres nos lo merecemos; conscientes de nuestras diferencias hacemos hincapié en las distintas formas de hacernos sentir familia: los “Hermanos” por vocación, los “Colaboradores Laicos” por profesión y los “Padres”, también laicos maristas por “convicción”, sobre todo, todos aquellos que no somos ni fuimos exalumnos. Seguiremos trabajando un tiempo más acompañando al matrimonio Vimberg a acomodarse y a formar su equipo de trabajo, esta vez como asesores o consejeros. Quiera nuestra Buena Madre, María, seguirnos bendiciendo y protegiendo bajo su manto, dejarnos apoyar sobre su corazón y extender su mano para acompañarnos en esta parte del camino. Gracias a todos nuevamente; Felices Fiestas. María José y Rodolfo Beltrami